Cuando tus clientes se tumban en la camilla y empezáis a hablar, sabes que se abren de par en par y teniendo esa posibilidad, de que una vez se han abierto con total seguridad, poderles ayudar MÁS ALLÁ de lo manual, es maravilloso.

También tengo amigos que se dedican al mundo del entrenamiento personal y me cuentan que les pasa parecido, al final esos clientes van a un sitio que asocian como "tiempo dedicado para ellos", en el que se sienten libres, escuchados y en un lugar seguro, por lo que de nuevo: se abren sin pensárselo 2 veces y te cuentan en qué punto de su vida están bloqueados con la esperanza de que puedas ayudarles a ese nivel también.

"Ellos vienen con la idea de obtener una dieta"

"O para corregir un problema sintomatológico como ardor, hinchazón, alteración en el hábito intestinal. Síntomas con los que llevan años y que ya han pasado por un montón de profesionales y tratamientos previamente, SIN resultados"

Lo que ocurre es que, una vez en consulta, te das cuenta de que si quieres ayudar a la persona realmente, tienes que ofrecerle algo que vaya más allá, algo que le reporte un cambio real, más profundo y que por otro lado, al aplicar ese cambio, también la dieta o el tratamiento que le pautes será más efectivo y cumplirá con su objetivo.

Todo ventajas.

Es cierto que en tu campo, según de dónde vengas y también según donde trabajes (pues el tiempo del que dispongas por consulta será vital), sea más raro abordar el tema psicológico en una consulta.

Pero lo que está claro, y tú también te habrás dado cuenta, es que la mayoría, sino todos, necesitan ese apoyo psicológico, acuden a consulta con la esperanza de que alguien les escuche de verdad y les ayude a salir del hoyo en el que están.

Bien tu misión sea ayudar a los más pequeños o a los más mayores, todos necesitan ser escuchados y guiados.

La clave de un gran maestro es saber detectar las necesidades de cada uno sin que éste tenga que ponerlas sobre la mesa, es anteponerse.

Ser maestro o profesor implica muchas cosas, pero sin duda una de las más importantes es tener una inteligencia emocional muy elevada para poder individualizar el trato con cada persona en base a su forma de ser y de ver el mundo, y aportarles herramientas rápidas que puedan implementar desde el minuto 0.

En mis años de práctica clínica de lo que me he dado cuenta, es que las personas necesitan sentirse apoyadas o respaldadas por alguien que valide sus ideas y sus acciones.

Alguien que les haga sentir bien o les diga cuando se están desviando del camino según sus decisiones tomadas.

Necesitan de ese mentor sabio y sereno, que sepa ver sus flaquezas y fortalezas, que les haga resurgir de las dificultades y ver todo lo bueno que tienen dentro de sí, que les haga cambiar la perspectiva para ver que todo es más grande de lo que creen.

Y que todo cambio a mejor, es posible.

Esta formación me ha abierto unos caminos y unos permisos que con la carrera de psicología no me daba.

Aprender todas estas técnicas que en la facultad no nos enseñan, me ha permitido estar muy cómoda y disfrutar de lo que hago un montón.

Muchas veces hemos pensado o se nos han presentado este tipo de técnicas como que: "esto no es serio, esto no es científico, esto no sé que"... pero FUNCIONAN.

 Y al final, eso es lo que quiero, que funcione, que las personas que vengan a mi consulta salgan de ella con mejor calidad de vida.